"CORRER PARA VIVIR". ACENTO ROBINSON




López Lomong nació en Kimotong (Sudán del Sur) el 5 de enero de 1985. Se le puso el nombre de Lopepe Lomong. Su nombre "López" era un apodo del campamento de refugiados que más tarde adoptó oficialmente. Y cuando se nacionalizó estadounidense, le cambiaron la fecha de nacimiento al 1 de enero de 1985.
Fue uno de los niños perdidos de la guerra de Sudán. Consiguió llegar a Estados Unidos, nacionalizarse, convertirse en atleta y ser el abanderado de USA en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Lo cuenta todo en el libro ‘Running for my life’, traducido al castellano como ‘Correr para vivir’.


Su historia es quizá una historia de suerte, como explica él mismo, pero también la de alguien que se hizo a sí mismo, que superó todos los obstáculos: la guerra, el secuestro por soldados, la hambruna y la falta de oportunidades. Obstáculos que le marcaron para siempre para continuar con su camino. Un camino que no fue fácil: decidió dedicarse al atletismo, cumpliendo con otros retos, esta vez en la pista.
Lomong tuvo una infancia relativamente tranquila con sus padres, Awei Lomong y Rita Namana. Pero un día de 1991, cuando apenas tenía 6 años de edad, fue secuestrado por soldados rebeldes junto con otros 100 niños. En ese momento se convirtió en uno de los 20 mil pequeños robados llamados “Niños Perdidos de Sudán”.
Lomong fue consciente de que, si quería salir de allí, no podía hacerlo solo, necesitaba a alguien más. Fue, precisamente, con unos amigos (todos mayores que él) con quienes una noche huyó por un agujero que había en la valla. Los pequeños corrieron durante tres días hasta llegar a la frontera de Kenia. Comenzaría así la carrera de su vida.


Lomong consiguió llegar al campo de refugiados Kakuma, cerca de Nairobi, donde permaneció por espacio de 10 años comiendo una sola vez al día. Para engañar al estómago, empezó a correr casi 40 kilómetros al día. Pero hubo una imagen que le volvió a cambiar la vida. Con 15 años (en el 2000), Lomong vio como Michael Johnson ganaba el oro en los 400 metros de los Juegos de Sidney. La imagen de Johnson llorando en el podio sobrecogió a López Lomong, que no entendía como alguien podía llorar después de ganar. Pero también ahí se dio cuenta de que quería representar a Estados Unidos en unos Juegos Olímpicos. Y el país, no fue elegido al azar, para Lomong, la bandera de las barras y estrellas siempre había estado presente en su vida, ya que era la que portaban los soldados que escoltaban los envíos de material humanitario que recibían a menudo en Kenia.
Lomong ganó un concurso de escritura en el que contaba lo que él haría si pudiera vivir en Estados Unidos. La misión católica empezó a trabajar para que pudiera vivir en Norteamérica. Al cumplir 16 años, el sueño se hizo realidad. López Lomong fue acogido por el matrimonio de Robert y Bárbara Rodgers en Tully (Nueva York)
López Lomong continuó corriendo, y los pasos hacia su gran objetivo se iban cumpliendo. Gracias a sus resultados fue admitido en Northern Arizona University. En 2007 se convirtió en campeón universitario indoor de 3 mil metros y de 1.500 metros al aire libre. Y firmó un contrato profesional con Nike.
El 6 de julio de este mismo año, recibió la ciudadanía norteamericana, dejaba atrás para siempre la etiqueta de ‘niño perdido de Sudán’. Aunque todavía le quedaba otro escalón.
Justo un año después, el 6 de julio de 2008, entró en el equipo olímpico de Estados Unidos. Ya nunca más sería un niño soldado de Sudán. De hecho, así se lo dijo a los periodistas: "Ahora, ya no soy uno de los chicos perdidos, soy un americano”.
Y como americano orgulloso de su pasado desfiló en la ceremonia de apertura de los Juegos de Pekín. El 8 de agosto de 2008, teniendo además el honor de ser el abanderado de Estados Unidos en la ceremonia. Así lo decidieron sus compañeros de equipo. López Lomong ha contado alguna vez la vergüenza que sintió cuando todas la estrellas estadounidenses (Michael Phelps, Ryan Lochte, Tyson Gay, Sanya Richards, Kobe Bryant, LeBron James, Serena Williams…) alzaron sus brazos para señalarle a él como abanderado. Fue eliminado en las semifinales de los 1500.














También participó en los Juegos de Londres 2012. Fue décimo en la final de 5000. Por supuesto, sigue entrenando y corriendo. Y quiere estar en Río 2016, se prepara para los 800m. Quizá sea su última oportunidad de conseguir una medalla olímpica para el país que tanto le ha dado.
Lomong había dado por muertos a sus padres y hermanos, y viceversa, su familia también dio por muerto a nuestro héroe. Pero pudo reunirse con su madre y con su familia en 2003, ya que viven cerca de Nairobi.  Aunque su sueño era ser estadounidense, nunca olvidó sus orígenes. Lucha por los derechos de los más desprotegidos, especialmente por los niños-soldados. Además, creó una fundación (www.lopezlomong.com.) enfocada a cuatro pilares fundamentales para Sudán: educación, agua limpia, nutrición y atención para la salud; de hecho, en el lugar donde fue secuestrado, está construyendo una iglesia para la reconciliación.

LECTURA: Niños soldado, una visión global. El Orden Mundial del Siglo XXI


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